“Como empleadora reconozco que mi casa es un lugar de trabajo. Nuestra salud y seguridad están entrelazadas”.
Mi nombre es Maria Guillen, soy una trabajadora del gobierno jubilada que ahora vive en el Valle Central de California. Yo empleo a una trabajadora de limpieza de casa que me ayuda. Se llama Vicky y, como yo, también es viuda y tiene más de 60 años. Otra cosa que tenemos en común es nuestra herencia mexicana y nuestra pasión por la música cumbia. Los días que viene Vicky, me aseguro de sintonizar una emisora de cumbia en Pandora.
Eso aporta un poco de diversión, pero la realidad es que su trabajo no es una fiesta. Requiere bastante actividad física y es un esfuerzo para el cuerpo. En el verano especialmente, me preocupa el agotamiento por calor. En el valle las temperaturas pueden alcanzar los agobiantes 111 grados. Un día, Vicky llegó de otro trabajo y estaba claramente agotada por el calor. Rápidamente acordamos posponer la limpieza de casa hasta otro momento. Pero el empleador anterior no estaba dispuesto a posponerlo.
Como empleadora, reconozco que mi casa es un lugar de trabajo y soy responsable de que las trabajadoras de mi casa reciban un salario justo, dias de enfermedad pagadas y respeto. Soy responsable de cubrirles con un seguro de accidentes laborales. Sin embargo, las trabajadoras del hogar de mi casa no tienen derechos de salud y seguridad.
Nuestra salud y seguridad están entrelazadas. El trabajo de Vicky me permite vivir cómoda y tranquila. Quiero que nuestra relación de empleadora - trabajadora le permita a ella lo mismo. Por eso tomamos precauciones con COVID. Nos comprometemos a utilizar productos de limpieza no tóxicos y Vicky tiene dias de enfermedad pagadas. Su sustento depende de que esté sana y no sufra lesiones. Si se lesiona o sufre algún daño mientras trabaja en mi casa, nos perjudica a los dos.
Estoy agradecida a los empleadores que han desempeñado un papel fundamental en la elaboración de las nuevas recomendaciones sobre salud y seguridad en el trabajo. Trabajaron incansablemente para ayudar a proporcionar las herramientas y los recursos que necesitamos como empleadores.
Pero los empleadores también saben que no podemos quedarnos ahí.
Soy una de los muchos que están decididos a ayudar a aprobar una legislación que, de una vez por todas, elimine la exclusión de las trabajadoras del hogar de las protecciones de salud y seguridad de Cal/OSHA. Sabemos que esta exclusión está profundamente arraigada en el legado de la esclavitud y, por extensión, en el racismo contra los trabajadores Negros y la explotación laboral en general. Lo contrario nos convertiría en cómplices.